¿Qué hicimos?
Buscamos plantear un espacio cómodo, que invite a la lectura. Un lugar cálido y propio. Y para lograr eso, compusimos un mural, donde los dibujos de las niñas fueran parte esencial. Lo complementamos con una estantería pensada para mostrar las carátulas de los libros y un gran mueble, que es a la vez estante y banco. Después de ver nuestro trabajo terminado, es decir, el espacio lleno de niñas, confirmamos lo que es el diseño para nosotros: una forma de aportar nuestro granito de arena al mundo.